Fotos – Unidad Penal 44
















«En el barrio guardan luto por tu ausencia
y maldicen el marrón de tu destino.
No eres héroe ni bellaco.
Pero te golpeó la vida
de la periferia gris.
Antes de nacer ya eras carne de trena,
luego bebiste espejismos por la aguja.
Nunca cupo tanta rabia en una celda
y la cirrosis te frustró la última fuga.
La justicia es implacable
con los que no tienen guita
y sólo queda resistir.
La vida en la periferia,
cruel, siempre abre una herida,
tú fuiste su cicatriz.
Libre, libre quiero ser.
Quiero ser, quiero ser libre.»

Fin de la trilogía. Unidad Penal XV. La «cárcel» de Batán.

«Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios».
Eduardo Galeano
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«Desde hace mas de medio siglo, Uruguay no ha ganado ningún campeonato mundial de fútbol, pero durante la dictadura militar conquistó otros torneos: fue el país que más presos políticos y torturados tuvo, en proporción a la población.
Libertad se llamó la cárcel más numerosa. Y como rindiendo homenaje al nombre, se fugaron las palabras presas. A través de sus garrotes se escurrieron los poemas que los presos escribieron en minúsculas hojillas de papel de fumar. Como éste:
A veces llueve y te quiero.
A veces sale el sol y te quiero.
La cárcel es a veces.
Siempre te quiero.
»
Eduardo Galeano, «Espejos».

La resocialización es un discurso. Ester Dayé.

Hola soy Ester Dayé, cursando Penal II, el día 9 de junio fuimos a la Unidad XV de Batan, era un día soleado, pero cuando entré me comenzó a recorrer un frío por el cuerpo, pasando rejas tras rejas, comenzamos la «visita», ventanas sin vidrios, superpoblación, caminos sinuosos, nos iban mostrando no todo sino lo que ellos querían.
Lo que más me tocó fueron las celdas individuales que estaban cerradas con personas adentro, no nos dejaron ni ir al pasillo, diciendo que nos iban a decir «cosas», desde afuera escuchaba, «somos personas, cometimos un error»»porque no pueden hablar con nosotros», esto me llegó al fondo, pensaba en mi vida en la que tuve muchas experiencias, desagradables, y que es un poco más larga que la mayoría de mis compañeros, nunca me había sentido asi. Comprendi los que no decían, los profesores de Penal I sobre el carácter punitivo del sistema penal, pero fue más allá, comprendi que ese sistema de encierro no sirve, que lo de la resocialización es un discurso.
Luego nos fueron mostrando otros lugares, pabellón de los adicttos, de los evangelistas, talleres, y nos llevaron a la escuela. Ahi tuve la posibilidad de hablar con los que estaban; lo primero que me preguntaron es «que hacia ahí», «a quien se le ocurre ir a la cárcel estando afuera», le explicamos que eramos estudiantes de derecho y por qué lo haciamos.
Otra cosa que me llegó mucho es la juventud de los que estaban, la mayoría «pibes» no pasaban de 25 años. Uno de los que nos mostraba, autoridad del penal, nos decía que no había nada que hacer, que nunca iban a cambiar. Me preguntó ¿se puede cambiar en ese sistema? creo que no. Que ellos lo único que hacian es cuidar a traves de monitores que no se «fueran de la raya». En conclusión pienso que si no se termina este sistema de exclusión social, vamos a seguir viendo jóvenes en las cárceles, que salen y vuelven a la misma. Me sentí muy triste, cuando salí luego de pasar muchas rejas, todavía seguía escuchando el ruido de las mismas y las voces de los que no pudimos ver ni hablar. Gracias por dejarme hacer este comentario. Ester Dayé, DNI 5769432
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